miércoles, 21 de octubre de 2009

THE SPHINX

THE SPHINX
Director: Phil Rosen. Con Lionel Atwill, Sheila Terry, Theodore Newton, Paul Hurst. USA, 1933

Esta es una pel�cula de la casa Monogram, una de las productoras del Hollywood cl�sico ubicada en el Callej�n de la Pobreza. Ya saben lo que eso significa: un par de semanas de rodaje, normalmente con una sola c�mara disponible, un equipo tan solvente como anodino, decorados parcos y una narrativa sencilla de la que no pueden esperarse alarde alguno.


Si adem�s es un policial con ribetes de fant�stico, est� dirigida por el tototerreno Phil Rosen -junto al destajista Sam Newfied, el m�s prol�fico realizador de la casa- y cuenta como protagonista con una de nuestras Grandes Personas con Bigote, lionel Atwill, sube mucho el inter�s. Claro que como es propio en este tipo de cine, hay que estar dispuesto a tragarse interminables escenas de di�logos inanes entre las que la acci�n avanza a trompicones, un recurso que sirve para gastar metros de cinta sin hacer ning�n gasto extra.

La historia de La esfinge (aqu� usado el nombre como sin�nimo de enigma) tiene el punto de locura necesario para que sin contar con elementos sobrenaturales, roce el g�nero del terror. Lionel interpreta a dos gemelos -el tema del doble-, man�acos -el tema del psic�pata- y sordomudos -la tara f�sica-. Bueno, sordomudo uno de ellos, que tal es la coartada con que encubren su actividad criminal. No les desvelo m�s del argumento por si se animan a verla.

El filme se crece cuando Atwill entra en escena. �l es el m�s ilustre representante de los malvados c�nicos, de los que gozan burl�ndose del mundo entero y se divierten la mar con sus fechor�as. Despiadado y fr�o, cort�s y atildado, todos los primeros planos de The Sphinx le pertenecen. El potencial s�dico y amenazador de la historia descansa en exclusiva en su interpretaci�n, rica en matices y llena de gesticulantes expresiones que terminan por componer un inolvidable tipo de asesino. De los que enga�ando y matando confirman su engre�da superioridad sobre el resto de los mortales...

Todos sus v�ctimas son estranguladas fuera de c�mara, que un villano elegante como Lionel no va a ensuciarse las manos delante de todo el mundo ejerciendo tan vulgares tareas. Cuando uno de los gemelos es abatido a tiros por la polic�a, el superviviente, esposado, cuenta toda la verdad a unos polic�as de los que se r�e en sus mismas barbas. Y se suicida con veneno acto seguido, sabedor de que el futuro que le aguarda es indigno de su categor�a. Don Lionel Atwill, un se�or con clase de los de verdad...
VIA: EL DESVAN DEL ABUELITO

No hay comentarios:

Publicar un comentario